El flúor, lejos de ser un aliado para la salud dental, es una de las sustancias más tóxicas que consumimos a diario sin darnos cuenta. Estudios han demostrado que su acumulación en el organismo puede afectar el sistema nervioso, reducir el coeficiente intelectual (IQ) y alterar la función tiroidea, además de estar relacionado con problemas óseos y neurológicos.
Cada cepillado con una pasta que contiene flúor introduce pequeñas cantidades de esta neurotoxina en tu cuerpo, aumentando el riesgo de daños irreversibles a largo plazo. Los niños son especialmente vulnerables, ya que su cerebro en desarrollo es más susceptible a los efectos negativos de este compuesto. Si realmente te importa tu bienestar, evitar el flúor es una decisión imprescindible.
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